lunes, 17 de diciembre de 2007

Un día me animé...

Un día me animé y lo que aprendí lo enseñé; me había convertido en maestra. Aún recuerdo esos momentos en que un padre o una madre se encontraba con sus hijos leyendo por primera vez. La vergüenza que los había dominado por años había sido vencida por la luz de las palabras que ya no eran sombras en un papel.

“Con mis maestros he aprendido mucho; con mis colegas, más; con mis alumnos todavía más.” Proverbio hindú

Gracias a esos padres, tíos y abuelos que me pidieron aprender las primeras letras por recordarme el maravilloso regalo que me hicieron mis padres y maestros; encontrar mi vocación “el noble empleo de aprender”


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